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Bóvedas Históricas, Uspallata |
Estuve dos días completos en
Uspallata, la idea era la de dormir en el lugar para recorrer los alrededores y llegar hasta el Parque Provincial del Aconcagua y Puente del Inca. Llegué cerca del mediodía (2hs de viaje desde
Mendoza ARS 22), busqué alojamiento y me alquilé una bicicleta para conocer los alrededores. Primero me fui unos 2kms para el Norte, hasta las ruta 149, donde se encuentran las
Bóvedas Históricas (entrada gratuita). Estas Bóvedas datan de la época colonial, del Siglo XVII y fueron destinadas a la producción minera de hierro, plomo, oro y plata que se extraían de las minas de Villavicencio y Paramillos. Esta bóveda de fundición funcionó durante distintos períodos productivos, inicialmente para los jesuitas, luego para empresas Inglesas y Francesas hasta que quedó a cargo de la "Compañía Patriótica de Minas" desde de 1810 hasta que cerraron en 1830, cuando eran explotadas por Molina y Cía. Aunque se comenta erróneamente, las bóvedas no están vinculadas con la Campaña Libertadora. En General Don José de San Martín, no se alojó en el lugar, en su viaje a Uspallata en 1816, ya que se encontraban en ruinas. Ademas Fray Luis Beltrán no tenía instaladas sus fraguas en este sitio, sino en un lugar situado en Mendoza Capital.
Luego seguí en Bicicleta otros 5kms hasta los Petroglifos del Cerro Tunduqueral (entrada gratuita), que se supone datan del Siglo VII a X. Una vez que se accede al lugar, se puede recorrer un sendero en donde se ven sólo algunas de las las obras de arte líticas, ya que para el público están abiertos apenas unos metros del sitio arqueológico por motivos de preservación.
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Cerro Siete Colores, Uspallata |
Terminada la parte Norte hice los 7 kilómetros de vuelta hasta Uspallata y me fui hacia el Este por Av. Las Heras, unos 10kms, hasta el
Cerro Siete Colores. El camino entre las montañas multicolores es muy escénico, por una carretera de tierra en todo el momento cuesta arriba, pero con una pequeña pendiente. El cerro Siete Colores es bastante peculiar, una elevación chata que refleja diferentes tonalidades, con una especie de techo plano de rocas. Creo que temprano a las tardes tiene que ser un muy buen lugar para fotografíar, en mi caso llegué cuando el sol comenzaba a cubrilo, así que recorrí sus alrededores y me volví a Uspallata antes de que oscurezca. El regreso era muy simple, rápido y casi sin pedalear, aprovechando que era cuesta abajo.
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Techo de América, Co Aconcagua |
Al otro día tomé el primer bus (1 hora, ARS 14) hasta el Valle de Horcones para acceder al
Parque Provincial Aconcagua. En esta época del año, el resto de las rutas se encuentran cerradas, así que es la única aproximación que se puede hacer a la montaña más alta del continente, el
Cerro Aconcagua, que se ve en todo momento de fondo con sus 6962 mts de altura. Sólo se podía realizar el circuito de Laguna Horcones, que se encuentra a algo más de 2900 metros de altura y dura menos de una hora. Me permitieron ir además hasta donde comienza la Quebrada del Durazno, sin poder cruzar el puente. Entonces tranquilamente recorrí la zona, hasta el arroyo, contemplando el Techo de América de fondo, donde almorcé y después de estar un buen tiempo con la panorámica de esta montaña cautivante de fondo decidí irme. Espero tener la oportunidad de volver en el futuro y poder aproximarme más a la cima de este cerro que fascina y desafía a tantos escaladores de todo el mundo.
Fuera del Parque Provincial comencé a caminar entre la ruta y las vías del tren los 4kms que separan la entrada de Los Horcones con
Puente del Inca. Otra de las clásicas postales de Argentina, un lugar único en el mundo. Se trata de una formación rocosa que conforma un puente natural que llega a suspenderse hasta 27 metros sobre el río Las Cuevas. Penden del puente estalactitas e inflorescencias cálcicas que le brindan al sitio su formas y tonalidades tan singulares. En las proximidades del puente se encuentran 5 fuentes termales, y antiguamente existía en el lugar un hotel que las explotaba, pero fue destruido en 1965 por un alud. Cuenta le leyenda, en forma resumida, que antes de la llegada de los Españoles, un jefe Inca tenía a uno de sus hijos afectado de una parálisis. Cuando no podían encontrar una cura para su mal, descubrieron al Sur aguas termales que podía sanarlo. Entonces un grupo de guerreros Incas partió junto con su jefe y el muchacho. Pero al llegar al lugar, descubrieron que las aguas curativas se encontraban al otro lado del río y no podían llegar. Dice la historia que los guerreros Incas se abrazaron los unos a los otros formando un puente humano, y así el jefe pudo pasar con su hijo en brazos sobre las espaldas de sus soldados. Al llegar al otro lado curó al pequeño y cuando se dio vuelta para agradecer a los guerreros por el favor, estos se encontraban petrificados....y de esta forma se formó este puente tan particular.
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Puente del Inca, Mendoza, Argentina |
Ya contento con lo visto, desde Uspallata volví a
Mendoza Capital, donde estuve unos días más antes de irme para
Buenos Aires, concluyendo una nueva etapa del viaje.
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