Después de 12 horas de Autobus desde Tafraoute llegué a Marrakesh. Si bien en cierto que la ciudad es un centro turístico no deja de tener su atractivo y presenta bastantes opciones para todos los gustos. En mi caso y para no variar, me dedique a recorrerla a pie teniendo como centro neurálgico la Plaza Djemaa el-Fna y la mesquita de Koutoubia.
Djemaa el-Fna es el ícono de la cuidad y lo tiene ganado, esta antigua plaza viene entreteniendo a sus transeúntes desde el año 1050, cuando se utilizaba para ejecuciones públicas. Pero este lugar tiene vida propia y para muchos puede ser mágico, es una especie de teatro al aire libre que con el transcurrir del día va presentando diferentes alternativas para los visitantes. Desde primeras horas de la mañana se comienza a poblar los puestos que venden frutos secos, jugos / zumos de frutas y empiezan a aparecer diferentes personajes que van desde encantadores de serpientes, cuidadores de monos, aguateros, vendedores de remedios caseros y animales extraños a astrólogos, adivinos, malabaristas, actores, equilibristas y músicos hasta los cuenta cuentos que merecen un capítulo aparte. De este viejo oficio solo quedan 7 representantes en activo, relatan historias antiguas, que van pasando de generación en generación y que han ido recolectando por todo Marruecos. Es una antigua tradicion que es posible que se pierda ya que es probable que solo continúe el hijo de uno de ellos y recién está empezando. Además es una pena para los no Marroquies que no podemos disfrutar de sus historias, pero es cierto que cuando actúan convocan a sus alrededores a gran número de locales.
A partir de la tarde comienzan a armar en la parte central trasera de Djemaa el-Fna todos los puestos de comida, los centrales ofrecen diferentes platos de comida fresca para cenar o picar algo a precios normales y algunos puestos que los rodean ofrecen té y dulces o caracoles de tierra (que en su caldo están bastante bien para combatir el frio). Ya con los puestos de comida instalados, la vida de la plaza con sus animadores, entretenimientos y el ritmo de la músicos folclóricos de fondo continua hasta altas horas de la noche.
Al norte de la plaza se encuentra la parte principal de la medina, donde se sitúan la mayor parte de las tiendas que venden todo tipo de productos sobre todo a los turistas, los socos de cada especialidad y se pueden visitar entre otras atracciones la Madraza Ali Ben Youssef que en el siglo 14 era una de las más importantes e imponentes de África, el Musee Marrakech y la antigua cisterna y sala de abluciones de Koubba Ba'adiyn. Después de recorrer esta zona, salimos de la parte antigua rumbo a Ville Nouvelle, para ir a relajarnos un rato en el Jardin Majorelle, antigua propiedad de Jacques Majorelle, que luego lo vendió a Pierre Bergere e Yves Saint Laurent (cuyas cenizas se esparcieron por los jardines). El Jardín es en si una obra de arte que combina principalmente especies de los cinco continentes con agua y edificaciones azules.
Desde Djemaa el-Fna mirando al este se puede apreciar y escuchar en sus 5 llamados diarios la Mezquita de Koutoubia, cuyo minarete del siglo 12 y 70 metros de alto es otra referencia de la cuidad, y comparte diseño con la Giralda de Sevilla y Le Tour Hassan en Rabat. Hay una historia que cuenta que esta Mezquita fue construida sobre otra más antigua, ya que su antecesora no estaba bien alineada con La Meca. Pero lamentablemente los no musulmanes no podemos visitarla, como sucede con la mayoría de los templos en Marruecos.
Al sur de la plaza, se encuentra la peatonal Rue de Bab Agnaou llena de comercios y que puede ser uno de los puntos de conexión con las tumbas Saadies (sel siglo 17 pero estuvieron ocultas hasta 1917, donde se encuentra enterrado el Sultán Ahmed Al-Mansour con 170 esposas y consejeros), el Palacio de Bahia, la Maison Tiskiwin, el Mellah o antiguo barrio judío, el palacio real y otros puntos de interés como el Palacio Badi, que no visité.
Hablando de gastronomía estoy encantado con Marruecos, además de la diversidad de los platos, casi toda la comida es fresca y orgánica. Ya que en su mayoría los alimentos son vendidos por sus productores de manera directa en los mercados y lo que consume internamente no suelen ser de producción intensiva. Pero en Marrakech descubrí y probé Tangia, se trata de cordero cocinado durante todo el día con las cenizas de Hammam, así que me castigue repitiendo el mismo menú al mediodía y noche como despedida de Marruecos. Fui a los puestitos detrás de Djemaa el-Fna, donde te venden Tangia al peso (entre otros platos) y luego uno se sienta en una especie de bar que hay entre los puestitos donde te lo sirven con pan, comino, sal y en mi caso acompañado de té, así que en las dos ocasiones me dedique a devorarlo con la mano derecha, como se hace por estos lares.
Con Marrakesh cierro este viaje a Marruecos, si todo sale bien en unos días seguiré escribiendo desde El Cairo, Egipto.....ensha'llaah.
¿Ya vas para Egipto? Al final te me has adelantado! :) Yo por aquí ya ando preparando cosillas para el viaje que en pocas semanas me voy para allá!
ResponderEliminarLeyendo tu blog me ha llamado la atención que Marruecos tiene bastantes cosas en común con España en general y Andalucía en particular. Por ejemplo, no sabía que allí también comían caracoles! El hecho de que los árabes estuvieran aquí tantos siglos tendrá algo que ver, ¿no? ^-^
Espero que siga todo bien! A ver qué tal por Egipto!