viernes, 15 de abril de 2011

Cráter del Villarica y entre Araucarias Milenarias

Volcán Villarica desde Pucón, Chile
Volcán Villarica desde Pucón, Chile
Desde Puerto Montt llegué a Pucón, como contaba en el post anterior, el pronóstico del tiempo para los próximos días era bueno, así que quería aprovechar y recorrer la zona. Pero el objetivo principal era el de subir el Volcán Villarica, aunque en esta oportunidad tenía que ir si o si por agencia. No es realmente técnico, pero hay una parte de hielo y es obligatorio el uso de crampones y piolets, así que sumando a que no hay transporte público a ese Parque Nacional, no me dejaba muchas opciones. Recorrí varias compañías y me terminé decantando por una que me cobraba CLP 34000 (todo incluido menos comida), pero íbamos en un grupo de 5 con dos guías. Entonces como era media tarde y el sol seguía brillando intensamente me fui a dar una vuelta por la cuidad, llegando hasta la Playa Grande primero, donde estuve un buen rato relajado y luego seguí hasta La Poza, de donde hay una vista muy buena con el volcán de fondo.
Cima y cráter del Volcán Villarica, Pucón, Chile
Cráter del volcán Villarica
Entonces al otro día a las 7 de la mañana partimos hacía el Volcán Villarica (2847 mts), íbamos en la camioneta los dos guías, una chica Brasilera, un Holandés, dos Alemanes y yo. Llegamos hasta la base de unas aerosillas y comenzamos a andar. Está la opción de tomar esa elevación para ahorrar una hora de caminata (por CLP 5000), y yo no era muy partidario de hacerlo, pero por el fuerte viento no funcionaban. Así que comenzamos a ascender cuando el viento se fue intensificando, iba a ser durante la subida algo molesto, ya que por momentos te podía llegar a desestabilizar, además de tirarte en la cara polvo y arena volcánica. Por suerte todo el grupo tenía buen ritmo así que fuimos ascendiendo haciendo un par de paredes cortas, las primeras tres horas por tierra y arena volcánica hasta llegar a la capa de hielo o nieve compactada, ahí nos pusimos crampones, sacamos el piolet de marcha y a seguir avanzando por alrededor de hora y media. Ya cerca de la cumbre se termina el hielo por lo que hay hay que volver a guardar todo el equipo y hacer los últimos minutos de subida sobre roca y arena volcánica. El viento seguía siendo fuerte y nos tiraba de frente todo el gas y vapor que emana del cráter del volcán, que aunque no es completamente tóxico molestaba bastante en ojos y garganta. Entonces buscamos refugio del viento a un costado y almorzamos al lado del hoyo del cráter, disfrutando del entorno y las vistas, a 2847 metros de altura, algo que no se hace todos los días y menos con un volcán con algo de actividad, que emana mayormente vapor de agua mezclado con azufre. Aunque por el viento la visibilidad no era la mejor, los paisajes que ofrece durante la subida y desde la cima son impresionantes, desde la altura se llegan a ver, entre otros volcanes y cerros famosos, el Lanín, Llaima, Tronador, Osorno e innumerables picos. Entonces estuve un buen rato sacando fotos, y después de alrededor de una hora en la cumbre tocó hacer la bajada. La forma de descender es muy rápida, ya que todas las agencias hacen lo mismo, la parte sobre hielo se hace por otro camino, deslizándose sentado sobre la nieve, con una variedad de los famosos culipatines. Entonces lo que se tarda algo más de 4 horas en subir, se baja en alrededor de 60 minutos. La verdad es que la excursión es más que turística, llegan a hacer el ascenso unas 100 personas por día, pero la experiencia es muy buena, los paisajes excelentes y no todos los días se puede subir un volcán, y como decía antes, menos a uno con cierta actividad, que sigue emanando gases por su cráter.
Otra jornada la dediqué a una algo de caminata y visitas tranquilas, entonces me tomé el bus hasta el Lago Caburgua (CLP 700), donde estuve caminado y conociendo las Playas Negra y Blanca. De las dos, la mejor es la segunda, que está un poco más alejada de la parada de bus y es más tranquila. Como todos los lagos de la región, ofrece unos paisajes muy buenos y como casi no había gente era un buen lugar para tomar sol o relajarse, en mi caso almorcé tranquilo, dí unas vueltas y decidí seguir camino. Volví a tomar el bus rumbo a Pucón pero me bajé a los 5kms en el Cristo (CLP 500) y de ahí caminé por una calle de ripio primero hasta el Salto Bellavista para el que hay que desviarse algo más de un 1km. Sinceramente fui porque lo tenía en un mapa turístico y aproveché porque estaba en la zona, pero todos estos lugares están en propiedades privadas, por lo que te cobran por el acceso. Está bien para ir a pasar el día de picnic o quizás para acampar, pero en mi caso que iba por un rato, no se justificaba caminar y pagar CLP 300 por cada parada, entonces sin saber esto (me enteré después) entre a Bellavista y saqué un par de fotos para irme. Es una pequeña poza con dos caídas de agua de algo más de un metro. Entonces seguí camino, y al pasar por donde estaban los Saltos Los Copihues y cuando ahí me enteré que eran todos pagos decidí obviarlo y seguir directamente hasta los Ojos del Caburgua, que era lo que iba a ver en la zona. No es por ir de sobrado, pero ya llevo más de tres meses viendo paisajes patagónicos de cordillera y sinceramente ya pude apreciar bastantes saltos como para andar pagando por estar unos minutos en un lugar, ver una caída pequeña de agua y sacar una o dos fotografías. Entonces llegué a los Ojos del Caburgua, pagué los CLP 300 de entrada y en este caso si creo que valía la pena. Primero para contribuir para mantener las pasarelas, de las que había varios metros, después porque el lugar estaba muy prolijo y preparado para ir a pasar el día o acampar y por supuesto porque los ojos no están nada mal. Es una especie de poza celeste, donde desagotan de un lado tres saltos de más de 3 metros de altura y del otro una especie de cascada de un metro de altura con pequeños saltos a un costado. Además al final del sendero se llegá hasta la laguna azul, un pequeño estanque de agua de ese color. Con esta visita di por concluido el día, volví al cristo y retorné a la cuidad (CLP 700).
Araucarias milenarias, P.N. Huerquehue, Pucón
Araucarias, P.N. Huerquehue
Estuve también en el Parque Nacional Huerquehue, para ir me tomé el primer bus a las 8:30 (CLP 3400 ida y vuelta). El nombre del parque significa "Lugar de Mensajeros" en Mapuche y es un sitio muy bueno para ir a pasar uno o más días acampando en su interior. En mi caso fui sólo por unas horas y me alcanzó para deslumbrarme. Lo que recorrí fue la totalidad de los senderos Ñirrico y Los Lagos, unos 19 kms. El sendero Ñirrico es un camino explicativo que bordea el Lago Tinquilco y conecta con el segundo camino, que hace una especie de círculo, como su nombre lo indica bordeando varios lagos y atravesando un bosque que es espectacular, de lo mejor que he visto por el momento. A los largo de los caminos había varios coliguales, con muchas de sus cañas secas, ya que los coligues en esta zona cada 10 o 15 años mueren para dejar sus semillas y reproducirse, y justo era la época y lo que sucede es que ante tanta comida los roedores proliferan con velocidad e invaden la zona, por lo que crucé unos cuantos ratones en todo el recorrido. Terminado el sendero Ñirrico, se atraviesa una zona fuera del Parque Nacional, para volver de entrar luego de un tramo de casas, por el comienzo del camino de los lagos. Se comienza a ascender y además de algunos miradores se pasa inicialmente por la Cascada Nido de Águila y el Salto Trufulco, dos buenas paradas. Ya siguiendo con el camino se atraviesan unos puentes y se llega inicialmente al Lago Chico, la pena fue que en este sector, como en los miradores anteriores, hubo nubes bajas durante todo el día y no se veía a más de unos metros, así que elegí recorrer la especie de circulo que forma el circuito de izquierda a derecha. Entonces me fui hacia la Laguna Toro, que por suerte estaba despejada con muy buena visibilidad. Hice unas paradas para disfrutar del espejo de agua y seguí por el camino bordeándolo hasta el norte, y ya a esta altura se comienzan a ver araucarias de mayor porte que sobresalen del resto de la vegetación, junto con los líquenes conocidos como barba de viejo, que sólo crecen en lugares donde el aire es completamente puro. Al terminar de recorrer la costa Oeste de la laguna comencé a adentrarme en lo mejor que vi del parque, un bosque gigante de Araucarias milenarias, algunas de ellas con alrededor de 2000 años. Era más que impresionante ver a esos mastodontes, con sus cortezas cubiertas de líquenes, al menos a mi me llamaron mucho la atención. Por lo que recorrí el bosque por un buen rato, pasé por la Laguna Huerquehue, luego de cruzar una araña pollito que iba muy tranquila por el camino vi la Laguna Los Patos, para bordear finalmente los Lagos Verde y Chico, pero en el caso de estos últimos la niebla seguía cubriéndolos, entonces lamentablemente se veía poco. Ya era la tarde, y decidí terminar el recorrido, volviendo por el camino hasta la entrada del parque, para retornar a Pucón en el bus de las 17hs.
Termas Los Pozones, Pucón, Chile
Termas Los Pozones
El último día fue de relax, me fui para las Termas de Los Pozones (entrada durante el día CLP 4000, a la noche 5000), me tomé el bus de las 10:30 (CLP 1400 por tramo) y llegué 50 minutos después. Lo pregunté en turismo y a más gente, y había dos cuestiones que no me habían comentado y hay que tener en cuenta de este lugar. La primera es que al mediodía el nivel de agua de las piletas es el más bajo, ya que la recambian, entonces cuando llegué sólo se podían usar 2 pozas. La segunda cuestión es que con la entrada supuestamente uno se puede quedar sólo 3 horas, más que suficiente para mi gusto, pero no es para ir a pasar el día como dicen por ahí. Aunque refiriéndonos al sitio la verdad es que está muy bien, contra el río, en una de sus orillas hay unas 7 pequeñas piscinas hechas en roca que se van llenando con aguas termales. Además en el complejo hay baños, lugares para cambiarse, lockers (pero es mejor llevar candado propio), mesas para picnic, bancos y sillas. Así que como éramos al principio sólo 5 personas en el lugar, nos quedamos charlando en una de las pozas entre entradas y salidas de las aguas termales, duchas de contraste y algunos descansos. Luego de más de dos horas se estaba por cumplir el plazo, entonces decidimos volver en el bus de las 14.30. Como decía antes, la visita está más que bien, pero creo que sería mejor ir más tarde, para poder disfrutar de todas las piletas del lugar que tendrían que tener más profundidad.
Al otro día a la mañana dejé Chile para volver a Argentina, pero con destino Bariloche, vía San Martín de los Andes

domingo, 10 de abril de 2011

Montt, Volcán Osorno y alrededores

Desde Chiloé volví a Puerto Montt pero esta vez para quedarme y recorrerlo, conseguí alojamiento en el centro y comencé a conocer la ciudad.
Volcán Osorno desde Frutillar
Volcán Osorno desde Frutillar, Chile
Puerto Montt es bastante grande y tienen varios negocios y shoppings, así que aproveché después de unos meses para hacer algo de vida de ciudad, meterme en los centros comerciales e ir al cine después de unos meses, pero el ataque de urbanismo se me pasó en un día y comencé a recorrer la cuidad y sus alrededores. Además aproveché que hay varias tiendas que venden artículos de montaña para invertir en una carpa / tienda nueva. La que tengo es una especie de vivac o refugio, muy liviano y pequeño pero que condensa mucho con lluvia o frío, entonces como se viene el invierno, y para evitar pasarla mal en algunas acampadas (como ya me ocurrió), me compré una carpa de alta montaña para 2 personas.
En toda esta zona de Chile, algunas de sus ciudades y poblaciones, fueron fundadas o simplemente el lugar de asentamiento de inmigrantes Alemanes, que llegaron desde mediados del Siglo XIX (desde 1845). En la actualidad la influencia de la comunidad se puede apreciar en la arquitectura de la zona, en algunas instituciones (como los bomberos) y en muchas de sus costumbres y tradiciones. A nivel turístico además de las construcciones se ven frecuentemente los clubes alemanes de cada población y por sobre todo casas de repostería, con sus espectaculares Kuchen y Strudels entre otras delicias.
Fui un par de veces caminando desde el centro a Angelmó, es un paseo agradable, está a unos minutos del centro por la costa, y antes de llegar a esta caleta de pescadores hay varios puestos de artesanías muy pintorescos, en madera y con sus techos multicolores. Ya en el puerto hay un mercado y muchos puestos de comida. Angelmó es una escapada típica para comprar recuerdos, quesos y por supuesto adquirir o ir a almorzar pescados y mariscos frescos. Yo en mi caso fui dos veces, ya que para almorzar en el lugar no es caro y la comida es excelente.
Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús,  Puerto Varas
Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús,  P. Varas
Un día me fui hasta Puerto Varas, queda sólo a 20 minutos en bus (CLP 700) y es un escapada más que agradable, una especie de pequeño Bariloche o lugar similar. Muy prolijo, con construcciones en madera a orillas del Lago Llanquihue y con los Volcanes Osorno y Calbuco de fondo, aunque estos últimos no los vi porque estaba todo nublado. Así que comí algo, visité la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, que es famosa por su arquitectura singular con influencia Alemana, y luego di varias vueltas, primero por el centro, luego fui hasta el Cerro y Parque Philippe, que tiene un pequeño bosque con senderos, para después ir bajando por la costa hasta la otra punta de la cuidad. La idea original era la de irme para Frutillar desde este punto, pero como el tiempo estaba malo decidí aprovechar el resto de la jornada día para definir lo de la carpa e ir al día siguiente con la esperanza de que el clima mejore.
Al otro día almorcé unas empandas de locos y mariscos en Angelmó, y como tenía planeado, me fui para Frutillar (CLP 2100, 1 hora). Esta pequeña y pintoresca villa también está a orillas del Llanquihue, con los Volcanes Osorno y Calbuco de fondo. Por suerte el día estaba algo mejor y pude ver el primero de los volcanes, el Osorno, con su cono casi perfecto y nevado ofrece una panorámica excelente. Caminé algo por la costa y visité inicialmente al Museo Colonial Alemán de Frutillar (CLP 2000), que en sus jardines tiene varias construcciones tradicionales y mucha información acerca de la historia y costumbres de los Germanos llegados a la zona ya hace más de un siglo. Luego seguí caminando por la costanera hasta el Multicolor Teatro del Lago, toda una postal. Y para rematar el día, merienda con un buen Kuchen pero con un toque autóctono, ya que era la época del fruto local y lo pedí de murta. Entonces con el estómago contento me volví a Montt.
Cima del Volcán Osorno, Chile
Cima del Volcán Osorno, Chile
Había conocido a uno de los chicos del Refugio del Volcán Osorno (Teski) en Caleta Tortel, así que había quedado con Germán en visitarlo para reencontrarnos, conocer el lugar y poder recorrer algunos puntos cercanos a la cima. Además por las nubes me había quedado con ganas de ver mejor el Volcán. Así que luego de viajar a Puerto Varas, me tomé un bus a Ensenada y al llegar me vino a buscar y subimos al refugio. El primer día la visibilidad no era buena así que nos quedamos charlando tranquilos y en mi caso aprovechando que tienen Wifi para ponerme al día con algunas cosas que tenía pendientes en internet. Ya al segundo día el clima mejoró y la verdad es que las panorámicas que hay son increíbles. El Teski, está a una altura de 1000 metros y ofrecía la vista de un mar de nubes (que en realidad cubrían el Lago Llanquihue) con el Calbuco de fondo. Desayuné con esa vista de lujo y nos fuimos a hacer un trekking para acercarnos a la cima, yo para conocerla y Germán para ver el estado en que estaba en caso de que tuviera que escalarla. Resulta que para coronar el volcán estaba complicado en esta época del año, ya que el poco hielo que quedaba estaba demasiado compactado y duro, pero por suerte no era a lo que iba yo. Es cierto lo que dicen, que la cumbre, completamente blanca, contrastando contra el azul del cielo y el negro del suelo provoca una atracción especial. Hay historias y leyendas creadas alrededor de montañistas y sobre todo gente que salió a caminar por la zona y nunca volvió a ser vista (el más famoso fue un Holandés), aunque no se sabe que sucedió con ellos, se supone que en la caminata que iban a dar comenzaron a ascender rumbo a este imán blanco, se perdieron y de ahí en más no se supo nada. Pero en nuestro caso por suerte no hubo problemas, estuvimos más de 4 horas caminando por arena volcánica y el lugar y los paisajes son realmente muy buenos. Vistas en la altura, con varias montañas y volcanes famosos a la vista, cielo completamente celeste y sobre un piso de arena volcánica completamente negro y que por tramos tenía partes rojizas. En todo momento nos mantuvimos a la izquierda del centro de esquí, lo superamos en altura y llegamos hasta donde comienza el hielo, a 2000 metros.... así que puedo decir que me faltaron 650 para subirlo :). Desde ese punto, a la distancia se podía apreciar bien el camino a la cumbre y las grietas del glaciar, algunas con más de 40 metros de profundidad. Bajamos a media tarde a almorzar y ya antes de que oscurezca me fui solo hasta un mirador sobre un cráter rojizo, de los tantos que hay en la zona, esta vez del otro lado de la estación de esquí. Las vistas seguían siendo maravillosas, pero en esta oportunidad se dejaba ver el Cerro Tronador detrás y por supuesto el volcán Calbuco en frente. Con este marco maravilloso empezó a atardecer, así que comencé a desandar el camino, rumbo al Teski mientras el sol se escondía detrás del manto de nubes blancas y cambiaba las tonalidades del cielo, de azul a amarillo, naranja para despedirse con un rojo intenso. Cenamos en el refugio, y al otro día luego de desayunar me bajaron hasta Ensenada, donde me despedí, agradecí y me tomé los colectivos de vuelta a Puerto Montt.
Hice noche en Puerto Montt y al otro día a la mañana me fui para Pucón, el pronóstico del tiempo para los próximos días era bueno, entonces quería aprovechar para conocer la zona y subir el volcán Villarica.

martes, 5 de abril de 2011

Chiloé, singular y similar

Desde Chaitén, pasando brevemente por Puerto Montt, me fui para Chiloé, más precisamente para la ciudad de Ancud.
Dalcahue, Chiloé, Chile
Dalcahue, Chiloé, Chile
Quería conocer esta isla tan particular, que fue el último reducto de dominación Española en Chile, lugar frecuentado por piratas de diferentes nacionalidades, y que por su clima de frío, lluvia y niebla y aislamiento del continente durante años forjó a sus habitantes, los chilotes, con su carácter y costumbres tan especiales. Durante años fueron conviviendo en la isla sus pobladores originarios (Chonos, Huilliches y Cuncos) con los llegados de España, todos comenzaron a realizar actividades en el ámbito rural y a intercambiar experiencias y costumbres. De esta forma inventaron, entre tantas cosas, el trineo para poder desplazar materiales en el barro, el curanto para poder cocinar mariscos con papa y carne, y entre tantas costumbres surgió la minga, que consiste en desplazar una vivienda entre todos los vecinos, tirando del hogar con bueyes y deslizándolo sobre troncos de madera. Luego de trasladada la casa hacia otro lugar, el dueño invita a quienes participaron a comer y beber en una especie de fiesta local.
Pero volviendo a mi itinerario como llegué a Ancud a la noche, busqué alojamiento, fui a cenar algo y a descansar para comenzar a conocer la isla al día siguiente, que era Domingo.
Playa Arena Gruesa, Ancud, Chiloé
Playa Arena Gruesa, Ancud, Chiloé
Al otro día luego de desayunar ya salí a recorrer la cuidad, primero estuve por la Plaza de Armas, por donde había pasado la noche anterior. De ahí me fui hasta el puerto, haciendo escala previamente en el Mercado Municipal donde hay cosas para comer y se venden artesanías, pescado, mariscos, etc. En el puerto mucha gente estaba recién comenzando a moverse luego de la noche del Sábado, algunos empezando la rutina tranquilos y otros claramente despertando y combatiendo la resaca. Estuve un rato y luego de unas fotos seguí camino rumbo al Fuerte San Antonio. El día estaba espectacular, soleado después de cuatro días malos, así que aproveche para quedarme un rato en el fuerte, lugar donde se firmó la capitulación del ejército realista Español el 19 de Enero de 1826. Luego de algunas fotos y que llegó un tour decidí seguir caminando hacia el antiguo Polvorín, que está a unos metros y de camino a la Playa Arena Gruesa. La playa, por las vistas y el lugar, a mi gusto fueron de lo mejor, claro que el tiempo y el sol acompañaban y mucho. Almorcé ahí y estuve unas horas disfrutando, observando y hablando con pobladores locales, que me mostraron la ubicación de otros fuertes y baterías de defensa en la zona. Ya estaba por comenzar la tarde así que seguí callejeando por la cuidad y sus alrededores. Hay varias visitas para hacer no muy lejanas, pero tuve inconvenientes con las dos que me interesaban. Estaba en Abril y las Pingüineras de Puñihuil, que suelen ser habitadas por las especies Humboldt y Magallánicos, a esta alturas del año ya están casi sin ejemplares, entonces primer lugar descartado. El segundo era ir hasta el Fuerte de Ahui, pasando por Quetalmahue y el Faro Corona, pero como era domingo el transporte no era tan frecuente y a la tarde ya no quedaban servicios. Lo podría haber hecho al otro día pero no quería perder una jornada por estar unos minutos en el fuerte, así que decidí irme para Castro, la capital de la isla.
Palafitos, Castro, Chiloé, Chile
Palafitos, Castro, Chiloé, Chile
Ya en Castro busqué alojamiento para hacer base y seguir conociendo la isla. El primer día estuve por la cuidad y como me habían aconsejado me fui al puerto, a los puestitos contiguos a la feria artesanal a comer de parado ceviche de mariscos. Muy bueno, en unos platos de plástico y por sólo CLP 1000. Después de seguir caminando por la ciudad, ver los palafitos sobre sus costas, visité el Museo Regional (entrada a voluntad), que tiene buenas explicaciones sobre los pobladores originarios y acerca de la historia de los chilotes. Pasé varias veces por la Plaza de Armas y estuve dentro de la famosa Iglesia de San Francisco. Esta Iglesia es unas de las tantas construidas por la población de Chiloé entre los siglos XVIII y XX con una arquitectura singular, utilizando maderas locales como principal material. Se hacen circuitos a las Iglesias de la islas, yo en mi caso vi unas cuantas como seguiré relatando a continuación.
Al otro día salí por mi cuenta a hacer una visita por poblaciones con las famosas y particulares iglesias, la idea era salir temprano para llegar al punto más lejano y después volver haciendo paradas. Entonces primero me fui hasta Achao, en la Isla de Quinchao (CLP 1200, 1 hora), vi su iglesia, saque unas fotos y cuando estaba paseando por el lugar y no me llamaba nada demasiado la atención comenzó a llover. Me fui a la terminal rural comencé a regresar a Castro haciendo la primera de las dos paradas destinadas a la vuelta, Curaco de Velez (CLP 700).
Una pena porque en Curaco estuve más de una hora, haciendo tiempo y cada vez llovía más fuerte, no habría ningún lugar para tomar algo abierto a medio mañana, entonces después de ver el pequeño templo que se distingue del resto por su cuerpo triangular, pintado al frente de verde y su pequeña torre color madera. Me asomé un poco pasando la plaza y se veía una costa muy pintoresca, con lugares de comida sobre la calle frente al agua, que estaba repleta de cisnes de cuello negro nadando apaciblemente. Pero cada vez llovía más y no encontraba donde meterme para tomar un café o té y hacer tiempo, entonces me fui a mi tercer destino de la jornada, entonces luego de tomar el colectivo y el transbordador para dejar la isla de Quinchao llegué a Dalcahue (CLP 700).
Dalcahue es famosa por su feria artesanal de los domingos, era martes y la verdad no soy un apasionado de las artesanías, y menos las que venden a turistas, entonces me di una vuelta por el puerto, almorcé pescado fresco y como mientras comía paró de llover, aproveche para volver a salir y recorrer mejor la población, sacando fotos de su iglesia, plaza y de las embarcaciones. Eran las 3 de la tarde y no que quedaba más por ver en el lugar, así que decidí volver a Castro (CLP 700), pero para seguir hacia el sur e irme directamente a Chonchi (CLP 1200 Ida y Vuelta).
Ya en Chonchi primero visité su tradicional iglesia, Nuestra Señora del Rosario de Chonchi, que estaba pintada en su exterior de celeste, blanco y amarillo. Visitado el templo me fui caminando cuesta abajo para el puerto y la costa, donde estuve un par de horas paseando y observando a los locales con sus actividades marítimas hasta que comenzó a oscurecer y decidí volver a Castro.
Playa de Cole Cole, P.N. Chiloé
Playa de Cole Cole - P.N. Chiloé
Ya para despedirme de la isla, como tenía planeado de antemano me fui dos días al Parque Nacional Chiloé, al Sector Abtao (la parte norte, es denominada Chepu y están separadas). Llegué con un bus desde la terminal rural de Castro (I/V CLP 3000, 1,5hs). Luego de bajar en la parte de administración de CONAF en Chanquín y de que amablemente me explicaran el recorrido me fui hacia el destino que tenía en mente, la playa de Cole Cole, 16kms al norte bordeando el mar. Los primeros tramos no son demasiado entretenidos, 4kms siguiendo una carretera de asfalto, luego de cruzar un puente con forma de barco, se pasa a 2kms de ripio hasta que se termina la carretera, siempre atravesando algunas comunidades locales. Ahí luego de sortear unas lagunas se sale a la playa por donde hay que transitar por unos cuantos kilómetros. La verdad es que había mucho viento y estaba nublado, pero era una sensación rara, estar caminado absolutamente solo por la costa, en una playa tan ancha y bordeando el Océano Pacífico con sus olas, y un viento fuerte de frente que movía al ras del piso arena y espuma de las olas. Por algo más de una hora, el único ser vivo que crucé fue un lobo marino, que salía del agua y cuando me vio a la distancia volvió a adentrarse en el mar. En un momento se choca con un río el cual hay que cruzar por un puente y se sube un pequeño cerro donde hay una comunidad originaria, antes de volver a la playa y luego volver a atravesar otro río y otra comunidad. A partir de ahí el camino es de alrededor de hora y media, al principio cuesta arriba, entre bosques frondosos y con varios miradores que ofrecen unas vistas muy buenas de las playas, acantilados y el océano. En este tramo crucé gente a caballo, que venían de recolectar algas. Luego de atravesar el cerro se vuelve a descender hasta una playa que es finalmente la de Cole Cole, mi lugar de acampada. Había en refugio muy completo, baños y varios lugares para acampar en una especie huecos dentro del bosque pero frente a la playa, escuchando siempre el ruido de las olas de fondo, la verdad es que el lugar era ideal y contaba además con mesas y parrillas. Como es temporada baja, era el único turista, en esta época del año el refugio (vale CLP 2000) estaba cerrado, pero dejaban abiertos los baños que estaban en un estado impecable. Igualmente, antes de acampar, como me habían aconsejado, crucé el puente y me fui por unos minutos por el camino que va hacia el refugio Anay, ya me habían dicho que estaba intransitable entre el barro y el espesor de la vegetación, pero que a 10 minutos solamente tenía un bosque de arrayanes, entonces fue lo que visité mientras comenzaba a llover un poco.
Después de un rato entre los arrayanes decidí regresar a la playa de Cole Cole, al volver tenía compañeras en la cosa, unas cuantas vacas que estaban comiendo algas y pasto, entonces como era tarde y comenzaba a oscurecer, me dediqué a armar la carpa, preparar la cena y descansar para el día siguiente.
Al otro día llovió a la madrugada, pero poco después salió el sol, así que me levante algo más tarde y desayuné tranquilo. La compañía de buses con las que tenía los pasajes (hay 3 que van a la zona) salía a las 10:45, 13 y 16:45hs, por lo que había decidido no apurar, disfrutar del lugar y volver tranquilo para el último servicio. Entonces desayuné frente al mar, acompañado por las vacas, que a unos metros seguían mascando algas, levanté campamento y recorrí el camino de vuelta esta vez con sol y poco viento pero a favor, por lo que lo hice todo en una forma más sencilla, parecía la mitad de la distancia del día anterior. De esta forma deshice los 16 kilómetros hasta la administración del Parque en Chanquín. Una vez en las oficinas de CONAF estuve unas horas en el lugar, vi las salas de exposición y muestras, fui hasta la torre mirador y continué buscando un guardaparques para pagarle por el derecho de camping del día anterior (CLP 1000), pero crucé a dos y me dijeron que no me preocupe que no hacía falta. Estuve hablando un rato con ellos y a la hora indicada me tomé el colectivo de vuelta. Al final la parte del Parque Nacional Chiloé me salió gratis, no me cobraron los 1000 por acampar, ni 500 que hay que pagar en la última comunidad por usar el sendero. Tanto a la ida como a la vuelta, en la población golpeé en el refugio y en las casas contiguas, y a las pocas personas que crucé el primer día me dijeron que no me preocupe, que cualquier cosa pague el regresar si veía a alguien, lo que al final no sucedió. Ya de vuelta, dormí en Castro y al otro día a la mañana me fui para Puerto Montt (CLP 5300, 3,5hs), para seguir subiendo rumbo Norte por la Patagonia Chilena.
Así dejo la isla de Chiloé, este lugar tan singular, con comidas, pueblitos pesqueros y paisajes espectaculares. Además con habitantes tan particulares, con ese carácter especial que fueron desarrollando por sus costumbres y el clima. Hablando con gente local me decían que por el cambio climático, últimamente los inviernos no eran tan duros y las lluvias tan constantes como antes. Igualmente a mi, salvando mucho las distancias, Chiloé pareció en algunas cosas similar a Irlanda, donde viví dos años, sobre todo a los lugares del interior de la isla color esmeralda. Quizás en parte por el clima de lluvia y nieblas, el paisaje tan verde y el de algunas de sus costas con sus pequeños acantilados o los pueblitos pesqueros, con ese olor a mar y algas y su gente reservada, poco habladora, acostumbrada a hacerse a la mar y vivir de lo que da el océano, como hicieron sus antepasados.