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Caleta Tortel, Chile |
Desde Cochrane llegué a Caleta Tortel, era un destino que no tenía en mente inicialmente, pero al igual que las Catedrales de Mármol en Puerto Río tranquilo, decidí agregarlo a mi itinerario, ya que mucha gente me recomendó ambos sitios porque son lugares únicos y particulares.
Caleta Tortel es una población nueva, fue fundada en 1955 y en 2001 ha sido declarada zona típica por su singular arquitectura y forma de vida de sus habitantes.
Uno llega por carretera de ripio hasta la rotonda y partir de ahí no existen más calles, toda la población está construida sobre pasarelas de ciprés, que crean una telarañas de caminos que se extienden desde la costa hasta la montaña. Además todas las casas y construcciones respetan este estilo por lo que están construidas en madera, al igual que las embarcaciones utilizadas por los locales.
Las vistas de la Caleta son increíbles y muy particulares, paisajes con montaña, agua verdosa o azulada sobre la que uno camina por momentos sobre tablas de madera muy prolijamente mantenidas, y recorriendo una población de gente extremadamente amistosa y amable. Lo único es que hay que tener ganas de caminar, ya que uno se encuentra constantemente subiendo y bajando escaleras, por lo que es muy buen ejercicio, pero hay que estar algo en forma. Si uno se queda en la parte de costa puede pasar días sin ver un auto, compartiendo los lugares transitables sólo con otras personas, perros y gatos.
Antiguamente la zona era habitada por los nómades canoeros Kawaskar y en la actualidad la población es de alrededor de 500 habitantes. Muy al contrario de lo que uno se puede pensar inicialmente no se dedican a la pesca, sino que es un pueblo maderero. Las mayoría de los recursos provienen de la explotación del Ciprés de las Guaitecas, cuya madera es vendida o utilizada localmente para construir casas, barcos, etc. Desde el 2006 que está conectada a otras poblaciones por carretera, pero antes sólo tenían comunicación por mar. Así que considerando todos estos factores, es normal que sea imprescindible para todas las familias el tener un bote u embarcación, motosierra y hacha.
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Caleta Tortel, Chile |
En el Hospedaje donde estaba parando la primer noche conocí a otros dos viajeros, que eran amigos del guardaparques. Así que estuvimos en la zona juntos el resto de los días. Caminando las pasarelas y senderos con lluvia y sol, charlando, sacando fotos y compartiendo mucho tiempo, charlas y comidas con el Guardaparques y su familia, todos encantadores.
Además de recorrer toda la población, también hicimos los senderos vecinos, uno que va por el Cerro La Bandera arriba del Pueblo y otro desde la usina (a donde llegamos en bote) pasando por Laguna Negra hasta volver a las pasarelas. Ambos ofrecen unas vistas muy buenas de la pequeña ciudad.
Y así pasaron tres días más que entretenidos disfrutando de este lugar tan único y singular, que huele a ciprés, humo o ambos, entre recorridos, charlas, compartiendo las pasarelas con su habitantes, hasta que decidimos irnos. Estuvimos mucho tiempo con el Guardaparques y su familia, que nos invitaron a comer, desayunar durante todo el fin de semana, entonces tuvimos conversación más que interesantes entre todos. Nos íbamos a quedar un día más para acompañarlo al Ventiquero Steffens a descargar provisiones para un censo de huemules que tenían que hacer a la semana siguiente, pero hubo un problema con la embarcación y cerraron el puerto por temporal. Entonces más que contentos con lo los lugares y la gente que habíamos conocido nos fuimos para Cochrane. Ellos estaban con un auto, por lo que me alcanzaron hasta ahí antes de irse a la fontera.
Caleta Tortel me pareció que es un lugar que de a poco va a ir creciendo turisticamente, para dar algunos ejemplos de lo que fui hablando con sus habitantes. En la actualidad hay 160 camas para visitantes pero no muchos restaurantes con un menú variado, hay centollas a 300 mts de la costa y sólo las pescan 2 veces al año para fiestas locales y pocas excursiones para las alternativas que ofrece la zona (sólo navegaciones a ciertos puntos). Como decía antes los pobladores son encantadores y acogedores, y me sorprendí al ver la calidad de los edificios del jardín de infantes, la escuela y la biblioteca. Así que esperemos que cuando crezca, siga siendo tan único y singular como cuando lo visité.
Otra particularidad, pero de la zona de la Carretera Austral es el olor a humo, pero tiene una explicación. En esta zona de Chile no hay red de gas, por lo que todas las casas tiene al menos la calefacción a leña. Entonces a uno le parece extraño los primeros días estar oliendo a humo, principalmente a las mañanas y a las tardes, pero es cuestión de acostumbrarse.
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